La inspiración se esfumó deprisa, junto con todos aquellos sentimientos que murieron nada más nacer. Trató de convencerla de que se quedara, pero era una amante difícil y huyó del vacío que volvía a crecer en su interior. Las transiciones siempre le habían resultado demasiado duras, épocas en que los labios sonreían y el alma los observaba curiosa, preguntándose el origen aparentemente inexistente de ese impulso. Ni amor, ni odio, ni tan siquiera tristeza. Soñaba con ellos y, al despertar, el corazón congelado y un cuerpo en movimiento que le confirmaba que seguía viva.
Que caiga el telón, que se borre el maquillaje, y se dejen ver desnudos los protagonistas de esta función.
muy bueno, sí señor... :)
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