miércoles, 13 de abril de 2011

Derrota.

Mirada perdida. Personas a mi alrededor. ¿Qué hago aquí? ¿En qué momento mi vida se convirtió en una frustración diaria y constante? Atrapada en este cuerpo. Es de cobardes huir así, pensar en dejarlo todo, abandonarse al abandono. Días rápidos y noches demasiado largas. Ver morir lentamente a la ilusión. Pensar que la libertad sentida días atrás tan sólo era un espejismo, algo intangible, efímero. Estupidez al proponerse hacerlo bien esta vez, sin intentarlo con las fuerzas suficientes. Derrota.  Lágrimas. Y volver a empezar.



“Soy dos mujeres: una desea tener toda la alegría, la pasión, las aventuras que la vida me puede dar. La otra quiere ser esclava de una rutina, de la vida familiar, de las cosas que pueden ser planeadas y cumplidas. Soy el ama de casa y la prostituta, ambas viviendo en el mismo cuerpo, y una luchando contra la otra.”



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