Es en ese preciso y único instante cuando te das cuenta de que en realidad la amistad está muerta y ya sólo quedan cenizas de lo que un día fue y no podrá volver a ser, porque se ha dejado de lado el apoyo mutuo para dar paso al interés. No es necesario más que un minuto, una frase, una palabra, para acabar con toda la inocencia del que cree que un amigo sólo pasa una mala racha, que en realidad no es así y simplemente encadena un mal día tras otro.
Estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado. No nací para ser una máquina, no sé separar mis odios de mis pasiones, no sé encontrar la motivación dónde no existe, ni soy lo suficientemente competitiva como para afrontar esto sólo por orgullo. Jamás dejará de asombrarme vuestra capacidad de autosuperación, vuestra frialdad cuando llegan épocas difíciles, vuestros excelentes resultados en pruebas que yo misma considero imposibles de superar.
Me queda todavía un poco más de camino por recorrer, encontrar un objetivo en la vida por el cual quiera luchar realmente, un poco de luz tras estos años de infinitos despropósitos, de sueños frustrados y lágrimas derramadas en vano. Este no es mi sitio, pero de los errores se aprende y nunca es tarde para empezar a buscar de nuevo.