Me gustaría poder decir que todo es distinto ahora, que no siento la necesidad irrefrenable de tener a alguien cerca a quien abrazar cuando aparecen momentos difíciles, y que puedo llenar mi vida independientemente de que exista o no amor en ella. Quisiera poder sentir como pasan los días sin la impaciencia de esperar algún cambio en mi vida, algo que me demuestre que no estoy estancada y que tengo todavía miles de caminos a elegir. De algún modo, siento que ya he escogido mi vida, que el abanico de posibilidades que en ella existían hace ya unos años, ahora se ha esfumado y ha dado paso al mismo futuro aburrido que sobrevive la sociedad en general: estudios, trabajo, matrimonio, hijos y jubilación. Quizás debería haber mantenido aquella fuerza de la adolescencia, cuando quería cambiar el mundo y hacer de él un sitio más justo para todos. Quizás no debería haber abandonado ciertos ideales, aniquilados por lágrimas y frustraciones que me han vuelto una persona muchísimo más cauta y desconfiada. Quizás todavía estoy a tiempo de hacer de mi vida algo distinto, de convertir cada día en una nueva aventura y agotar toda esa energía que no me deja dormir por las noches. Quizás, sólo quizás, mañana el sol brille distinto, y me muestre el camino que debo seguir.
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