sábado, 1 de octubre de 2011

Howl.

El frío le quemaba la piel y las pestañas escarchadas emborronaban un camino que no sabía si aún seguía recorriendo. Hacía horas que deambulaba en busca de un refugio, pero la vida en aquel lugar parecía extinguida, kilómetros de horizonte a su alrededor. Unas huellas casi imperceptibles la guiaban. Sabía que podían ser una mera ilusión, mas la esperanza de encontrarle era más fuerte que la ventisca que la empujaba a retroceder. Miles de pasos andados para acabar abandonándose en aquel lugar desolador. Las piernas temblorosas le imploraban rendición mientras sus manos se aferraban a aquel hielo buscando el impulso para acortar un metro más el reencuentro con la vida.

Un aullido profundo salió de sus pulmones y atravesó su garganta. Sus ojos se abrieron de golpe y sintió una sacudida a través de su columna, su cráneo, sus puños… Hasta que no se envolviera dentro de sus brazos no podría descansar.